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miércoles, 27 de mayo de 2015

"FEBRERO. EL MIEDO DE LOS GALGOS".

El pasado 26 de febrero SOS Animales de Campanario proyectó el documental "FEBRERO. El miedo de los galgos", un documental que plasma la realidad de los galgos en España.

El documental es una producción de Waggintale Films, productora independiente que enfoca todos sus proyectos a la defensa del medio ambiente y de los animales.
La directora del documental es Irene Blánquez. El documental se ha grabado en colaboración con la ONG SOS Galgos, la duración del rodaje ha sido de dos años, años de trabajo no remunerado. Es un proyecto independiente y autofinanciado que nació para mostrar la realidad de miles de galgos en nuestro país.



Sinopsis
Mila es una galga rescatada en Andalucía, que es trasladada a Cataluña para ser finalmente adoptada. La historia de esta galga es el hilo conductor del documental, que a través de entrevistas con galguer@s, trabajadores de perreras y voluntari@s de protectoras de animales, nos cuenta la historia de esta raza explotada para la caza.

Función
El documental tiene una doble función, por un lado social, intenta concienciar, desde un mensaje no manipulador ni sensacionalista, sobre la situación de los galgos, para que esta situación pueda cambiar a largo plazo. Y por otro lado una función educativa, porque la caza con galgo tiene un componente “tradicional”, por lo que es común que los padres lleven con ellos a sus hij@s desde pequeñ@s. Esto hace que los niños y niñas normalicen situaciones y prácticas que en muchas ocasiones son crueles e incluso de maltrato. Se produce entonces un proceso de insensibilización y de falta de empatía con estos animales. Esta segunda función intenta evitar este proceso.

Presentación de Carlos Rodríguez
 Es un veterinario español Licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid y Miembro del Consejo de Protección Animal de la comunidad de Madrid. Tiene una larga trayectoria profesional y es, sin duda, el veterinario más famoso y mediático de nuestro país. Carlos Rodríguez es un gran comunicador que compagina la radio y la televisión con el ejercicio de su profesión en su clínica veterinaria, y colabora activamente con entidades de protección animal.
Ha sido presentador de programas sobre animales en Tele 5, Antena 3, TVE y Telemadrid, como Waku Waku o Pelopicota. Ha sido colaborador y presentador de varios programas de radio desde el año 2000, y actualmente es director y presentador de “Como el perro y el gato” en Onda Cero. Además, ha publicado media docena de libros y un coleccionable sobre animales de compañía, y sus trabajos e investigaciones han merecido el reconocimiento de la Real Sociedad Canina de España.
 Carlos es también miembro del Grupo Mascoter@s. Este grupo tiene una Plataforma que se llama Mascoter@s solidari@s, de la que forman parte multitud de famos@s de nuestro país, y que es una ONG que se dedica a dar asistencia integral a protectoras animales que no tienen recursos suficientes. Cuentan con una Unidad Móvil Veterinaria y un equipo de veterinari@s que operan a cualquier hora y cualquier día de la semana, en cualquier sitio. Y por esta razón no pudo estar con nosotr@s en la proyección del documental, pero entre operación y operación nos grabó un mensaje para ayudarnos a presentar el documental y para enviarnos su apoyo.
¡Muchas Gracias Carlos!

Si queréis ver el documental Febrero, podeis hacerlo online desde la página web:

 www.febreroeldocumental.com


Os dejamos a continuación el enlace del video resumen de la proyección en Campanario:

 www.youtube.com/watch?v=UuWRv4fdMXc

¿QUÉ PASA CON LOS GALGOS EN ESPAÑA?
 
La desgracia de los galgos es su velocidad. Debido a esta cualidad los galgos son utilizados para la caza con liebre y también para las carreras. El galgo es muy bueno cazando en campo abierto. Sin embargo tiene una “vida útil” muy corta, de unos tres o cuatro años, después de eso ya no sirven. Son perros de usar y tirar.
Al tener una vida útil tan corta, los galgueros no empatizan con sus perros. Como necesitan tener continuamente reemplazo, necesitan criar mucho, con lo que se produce una cría indiscriminada, lo que conduce inevitablemente a un abandono masivo.
Las hembras corren la misma suerte que los machos con el añadido de que algunas se utilizan para la cría. Estas hembras seleccionadas para criar han de tener dos camadas anuales. Para ello, están aisladas en jaulas en las que no pueden levantarse, ni moverse para parir. Los cachorros son seleccionados por los galgueros, y los que no son elegidos, son eliminados.
Diferencias con el podenco: este puede cazar en terrenos más irregulares y su “vida útil” es mucho más larga, unos ocho o diez años. El cazador empatiza más con los podencos, de hecho, los vemos muchas veces como animales de compañía en las casas, aunque también es una raza muy maltratado y abandonada.
Por eso existen muchas asociaciones protectoras específicas de galgos, podencos y otros perros de caza, porque el 60% de perros en las perreras ahora mismo son desechos de caza.
Se calcula que en España, cada año, unos 60.000 galgos son desechados por cazadores una vez finalizada la temporada de caza, lo que los convierte en la raza canina más maltratada de nuestro país. Los motivos principales de abandono o exterminio de los galgos españoles son: por no haber sido buenos cazadores durante la temporada, por ser “viejos” (entre los dos y tres años de vida), por fracturas óseas, por síntomas de cansancio, de enfermedades como la erlichia y la filaria o por no poderlos (o quererlos) mantener hasta la siguiente temporada de caza.
Los galgos más afortunados, una vez acabada la temporada, serán abandonados a su suerte, con todos los peligros que ello conlleva, como puede ser muerte de hambre o atropello, por ejemplo. Muchos de ellos serán sacrificados en perreras municipales. Pero son muy comunes, también, algunos métodos de exterminio de lo más crueles, por lo que es habitual encontrar en muchas zonas de España galgos lanzados vivos en pozos, rociados con ácido, quemados, semi-ahorcados por el método del pianista (las patas traseras tocan el suelo y el perro sufre una lentísima y horrible agonía) o colgados de árboles en los llamados Bosques de la Muerte o colgaderos.
La vida del galgo en los cotos, durante la temporada, consiste en el hacinamiento en jaulas en condiciones insalubres, no tienen apenas comida para lograr que sean más “codiciosos” y tengan ansia de cazar en el campo. Algunos cazadores los entrenan arrastrándolos con coches, motos u otros vehículos, provocando en muchas ocasiones lesiones traumatológicas muy graves, y en consecuencia desechándolos porque “ya no servirán más para la faena”. En su vida de caza los galgos no conocen lo que es una palabra amable, una caricia, por no hablar de que la mayoría no están identificados con chip, ni tienen controles veterinarios de ningún tipo.

EL GALGO COMO ANIMAL DE COMPAÑÍA

Se dice de los galgos normalmente que son miedosos. En muchas ocasiones esto es verdad, porque la mayoría de los galgos que son adoptados han tenido un pasado muy traumático, porque han sido abandonados, han vivido en la calle pasando hambre, sed, frío, han ido pasando de mano en mano, o han intentado matarlos y han escapado. Por todo esto, y porque esta situación se viene dando desde hace siglos, el miedo en los galgos es ya un factor casi genético, generación tras generación ha sufrido explotación y maltrato.
Un dato que hemos podido comprobar y que es muy triste, es que muchos galgos no saben jugar, porque nunca nadie ha jugado con ellos.
Todos estos traumas se curan con tiempo y mucho cariño. Y hay que ver este miedo en los galgos como algo motivador más que algo negativo, porque ayudar a un galgo a superar sus miedos y sus traumas y conseguir que sea un perro confiado y feliz es algo muy enriquecedor.
Es entonces cuando descubrimos que son perros divertidos, juguetones y muy agradecidos.
Son muy independientes y tranquilos, pueden vivir perfectamente en un piso, duermen muchísimas horas. Son buenos con niños y con otros animales. Por eso hay mucha gente que dice que se parecen un poco a los gatos.
Los galgos son sensacionales.